Abogado de profesión, Carlos Páez de la Torre (h) encarnó desde joven la figura de divulgador de la historia. Sus columnas, publicadas en el diario LA GACETA a lo largo de varias décadas, procuraban moldear los sentidos de nuestra historia provinciana. En ellas se enfatizaba el protagonismo individual de los forjadores del Tucumán moderno, destacando sus virtudes morales, los valores cívicos e intelectuales, las destrezas económicas y sus habilidades políticas.

A través de la obra de Páez de la Torre (h) podemos descifrar la estructura mental del historiador y de su entorno, anclada en una visión de la historia que se centra en las figuras de los notables como “motores” de la historia. En esa concepción se filtra una mirada nostálgica del Tucumán de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, simbolizado en una provincia institucionalmente moderna, sustentada en una economía expansiva generada por el desarrollo azucarero.

Quizás inspirada en el ideario de Collingwood y Hegel, ambos centrados en el rol del actor individual, la concepción historiográfica de Páez de la Torre (h) lo llevó a indagar en el pensamiento y en la obra del gran hombre como sujeto representativo de su época. Este enfoque desdeña lo colectivo y el rol desempeñado por la gente corriente en el devenir de los procesos históricos para centrarse en el individuo, lo cual explica su incursión frecuente en la biografía, género que adquirió actualidad y amplió su público lector. En este registro se destaca el monumental y documentado libro dedicado a Juan B. Terán (Pedes in Terra ad Sidera Visus. Vida y tarea de Juan B. Terán, Fundación Miguel Lillo, Tucumán, 2010), donde reconstruye minuciosamente las distintas facetas de la vida del fundador de la Universidad de Tucumán.

Otra vertiente importante del quehacer historiográfico de Páez de la Torre (h) fue la crónica, género que cultivó sistemáticamente y convirtió en un terreno permeable para el desarrollo de su capacidad narrativa, pulida por décadas de ejercicio del periodismo. En este campo deja un copioso e importante trabajo que se ha convertido en material de referencia para los historiadores, siendo su obra más emblemática Historia de Tucumán.

La curiosidad lo llevó también a indagar en el registro fotográfico, incorporando un nuevo lenguaje histórico que abrió otra vía de acercamiento al pasado. Fue autor de la primera colección en fascículos de fotos sobre la historia de la provincia, trabajo al que le siguieron otras iniciativas editoriales que ponían en primer plano este material. La selección de las imágenes revela un ojo entrenado y una sensibilidad especial para reflejar los acontecimientos políticos y sociales de nuestra provincia.

En suma, el legado más importante de Páez de la Torre (h) se manifestó en el área de la divulgación. Su profusa obra expresada en libros, artículos y crónicas tiene como denominador común la primacía de las fuentes (los “buenos libros y los documentos”, como escribió en una dedicatoria) que vertebran el relato a través de una prosa vivaz y fluida.